El juego infinito. Simón Sinek
Se basa en una distinción de James Carse, quien propone categorizar entre juegos finitos y juegos infinitos. Dice Sinek que existe un juego cuando hay dos jugadores como mínimo y hay dos tipos de juegos: finitos e infinitos.
Los juegos finitos son jugados por jugadores conocidos, tienen reglas fijas y hay un objetivo acordado, que cuando se logra, pone fin al juego. En los juegos finitos siempre hay un principio, una media parte y un fin.
En cambio, los juegos infinitos son jugados por jugadores conocidos y desconocidos, no hay reglas exactas o acordadas, puede que haya ciertas convenciones o reglas adoptadas que rijan el comportamiento, pero dentro de unos márgenes los jugadores pueden actuar como quieran, incluso por romper las convenciones si pueden hacerlo. Tienen horizontes temporales infinitos y como no hay un fin práctico del juego, no se puede ganar, por lo que su objetivo principal es seguir jugando, perpetuar el juego.
En un juego infinito, tenemos que dejar de pensar quién gana o quién es el mejor. Es una pregunta que no tiene ningún sentido. El objetivo es seguir jugando. Creo que esto se cumple muy bien para las relaciones de negocios, para muchas relaciones profesionales, para las relaciones padre – hijo o para las relaciones de amistad.
En el ámbito particular de los negocios, propone el autor que los líderes que quieren jugar juegos infinitos de manera infinita, deben desarrollar cinco prácticas esenciales:
1.- Promover una causa justa. Se trata de una visión concreta de un estado futuro que aún no existe. Es atractivo y motiva a la personas a hacer sacrificios para ayudar al avance de esta visión. No es “ganar dinero” ni dejar contentos a los accionistas, es mucho más que eso, y ganar dinero o dejar contento a alguien es algo que ocurre por añadidura.
2.- Construir equipos de confianza. Basado principalmente en la idea que un grupo no es un equipo. La confianza es un sentimiento. Consiste en “sentirnos seguros cuando nos sentimos vulnerables”.
3.- Estudiar a los dignos rivales. Si somos jugadores de juegos infinitos tenemos que dejar de pensar que los demás jugadores son contrincantes a los que hay que ganar, debemos considerar que son dignos rivales que nos pueden ayudar a convertirnos en mejores jugadores.
4.- Prepararse para la flexibilidad existencial. Desarrollar la capacidad de aplicar una disrupción extrema a un modelo de negocio o curso estratégico para promover una causa justa de forma más efectiva.
5.- Demostrar la valentía de liderar. Referida a la voluntad de asumir riesgos por el bien de un futuro desconocido. Puede implicar tomar decisiones caras a corto plazo en términos de dinero o de pérdida de nuestro puesto de trabajo. También, puede implicar valor para operar con un estándar de ética superior a la mera ley.
Me parece interesante la propuesta del autor, percibo que la distinción es aplicable a todos los ámbitos en que nos desenvolvemos, mas que juego finito – infinito, me gusta la idea de juego corto o largo. Y creo que no somos conscientes que la mayor parte del tiempo estamos involucrados en juegos largos, donde lo que hagamos hoy afecta indudablemente lo que pueda ocurrir mañana y lo que ocurra mañana afecta nuevamente lo que ocurrirá pasado mañana. Por ello, dialogar, negociar, buscar intereses compartidos es fundamental.
Carlos Díaz Lastreto. Mar 31 5 min. de lectura
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